NELSON REASCOS: "EL DÍA DE LOS DIFUNTOS ES LA UNIÓN DEL PASADO CON EL PRESENTE"

Nelson Reascos: "El Día de los Difuntos es la unión del pasado con el presente"
El Día de los Difuntos que se celebra cada 2 de Noviembre, es un acto ceremonial lleno de fe y ritualismo dentro de la cultura ecuatoriana. En esta fecha, cientos de familias rememoran a sus muertos con flores y plegarias y disfrutan del sabor de la tradicional colada morada y guaguas de pan. Además, en las provincias de Tungurahua y Cotopaxi se rescatan los valores, costumbres, tradiciones de los antepasados con las "ollitas de barro" - se podría decir- que es la navidad de los niños indígenas.
Según el catedrático de la Pontifica Universidad Católica del Ecuador (PUCE) Nelson Reascos, esta festividad "tiene que ver con la celebración de la vida", ya que pensar en la muerte ayuda a mejorar la comprensión de la existencia y asegura que más que una celebración "se trata de la unión del pasado con el presente".
Explica que esta tradición nacional proviene de las culturas andinas. Añade que la conmemoración del Día de los Difuntos se lleva a cabo porque la vida se relaciona con elementos sociales, en donde están inmiscuidos los alimentos y tradiciones ceremoniales; es decir, que se conserva el Patrimonio Cultural del país y se hacen coincidir las fiestas con las comidas.
Elemento indispensable en el Día de los Difuntos son las exquisitas "guaguas de pan", dice Reascos. Expone que el nombre de las mismas alude a una costumbre quechua- indígena y señala que antes de la presencia de los españoles en el territorio ecuatoriano, los nativos tenían la costumbre de sacar a sus muertos a pasear para que los niños vean quienes son sus antepasados y viceversa: "Era una forma de educación, en la cual se aprendía la realidad de la muerte", expresa el docente quien agrega que esta tradición fue detenida por los españoles debido a que no entendían el contexto de la costumbre; pensaban que se realizaba un sacrilegio y una profanación.
Para no perder esta importante práctica, nuestros indígenas buscaron nuevos métodos y crearon moldes de pan de los difuntos: "Estas representaciones se asemejaban a los recién nacidos de la época; ellos estaban envueltos en telas; tomaron el mismo diseño y tradición; de allí se los denominó como guaguas de pan", manifiesta Reascos.
En México – dice el catedrático- hay una costumbre similar con los esqueletos de azúcar que representan la tierra, la producción, la vida y los alimentos: "Hay más filosofía de lo que uno imagina; los pueblos son sabios".
Reascos expone que los pueblos del pasado tenían una visión espiritual postmorten de la vida y dice que en la cosmovisión indígena, sus difuntos no mueren, sino que pasan a otra vida donde el diálogo es posible.
Los ingredientes principales para "dialogar" con los muertos son el champús y el pan amasado en casa. La preparación del champús- el alimento ritual funerario de los pueblos del norte- requiere harina de maíz, panela y hojas verdes de limón. Esta preparación, es consumida exclusivamente en noviembre o en los funerales de adultos y es considerada como la colada predilecta de los muertos.
La tradicional colada morada que se consume en estas fechas tiene su origen en esta receta. "A los difuntos se les agradaba con comida, vestimentas; es una costumbre consagrada que a la larga no es sólo para el fallecido; sino para nosotros". Es decir, que se hacía un reconocimiento a su trabajo, a su vida. "Hay un concepto de unión familista fuerte", expresa Reascos.
También en la cosmovisión indígena, la comida responde a la visión del mundo. Para los ancestros, la dualidad, la armonía, el color, el sabor, eran elementos indispensables de los alimentos y de las costumbres.Recuerda que la cultura indígena es cuatrisimal: "Esa puede ser la razón para que haya cuatro tipos de frutas que responden a la estructura lógica en la preparación de la colada morada; se combina lo liviano y lo pesado, lo masculino y lo femenino; todo posee un sentido y un orden".

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