Agencia Andes 25/03/2016
Este viernes santo miles de ecuatorianos mostrarán su fe en la procesión de Jesús del Gran Poder que se realiza hace 55 años en Quito. Algunos lo hacen por pedir un favor especial, otros para agradecer, otros como un acto de redención para ser absueltos de sus pecados. Los fieles cargan pesadas cruces, recorren el trayecto sin zapatos, hay quienes usan cadenas y coronas de espinas como un sacrificio y en recuerdo de lo que cargo Jesús en su camino al calvario.
La procesión fue declarada el año pasado como patrimonio intangible de la ciudad de Quito con el fin de conservarla en el tiempo. En esta celebración religiosa participan unos 2.000 cucuruchos, personajes tradicionales que usan trajes morados que cubren todo su cuerpo y rostro, y que en muchos casos van descalzos.
También participan 200 verónicas, mujeres que cubren sus rostros con velos negros en señal de penitencia y que recorren las calles con oraciones y cánticos.
“Hay un grupo de voluntarios que se preparan durante todo el año para este acontecimiento mayor, significativo para los católicos. Los que participan como cucuruchos se preparan durante la cuaresma y en estos días de la semana santa con unas charlas espirituales”, dice el fray Carlos Avendaño, superior del Convento de San Francisco, lugar en el que se organiza la procesión todos los años.
Más de 2.000 cucuruchos participan en la procesión con sus trajes morados. Foto: Archivo Andes
Avendaño le dijo a Andes que la Semana Santa es la Semana Mayor para todos los fieles católicos en la que se celebra los grandes misterios redentores de Cristo que son: la pasión, la muerte y la resurrección.
“Hacemos penitencia por mejorar nuestros comportamientos, por ser personas distintas, por alejarnos de una vida que a lo mejor está lejos de los demás y por reconciliarnos y recibir el amor de Dios y por vivir este año de la misericordia que tanto habla el papa Francisco”, señaló
Washington Moreno es uno de los 60 voluntarios que participa activamente en el convento. Su trabajo es cuidar los 900 trajes de cucuruchos que posee la iglesia de San Francisco y que presta a la comunidad para la procesión.
Al principio participaba como cucurucho con la idea de dar gracias a Dios por todo lo obtenido, al quinto año se unió al grupo de voluntarios quienes participan activamente en la iglesia durante todo el año. Y van todos los sábados para recibir clases de catequesis.
Durante la semana santa los voluntarios se encargan de que todo esté en orden. Forman parte del recorrido, cuidando que la multitud no dañe la figura de Jesús del Gran Poder y además cargan las astas donde se transporta la figura.
Moreno explicó que en la procesión se siente una energía especial que hace que la gente se sienta cercana a Dios. “Los fieles nos transmiten su mensaje totalmente lo que nos hace tener más fe”, dijo.
“El cucurucho es un personaje que va en la procesión algunos en señal de agradecimiento, algunos en pos de querer cambiar su vida, algunos lo harán porque quieren ser unos penitentes y entregarse a Dios. Eso significa un cucurucho y ellos transmiten la fe”, señaló Moreno a Andes.
Para participar como cucuruchos la gente paga una inscripción de cinco dólares y deja una prenda de 20 dólares por el traje. También hay gente que se inscribe con sus propios trajes por un costo de 2 dólares y hay otros que simplemente se unen en el trayecto que recorre las calles del centro histórico de Quito en un recorrido de al menos 8 kilómetros.
Miles de personas acompañan la figura de Jesús del Gran Poder por el centro histórico de Quito. Foto: Carlos Rodríguez/Andes
El recorrido se inicia a las 10:30 en la puerta de la Iglesia de San Francisco. Primero salen los cucuruchos y verónicas en hileras de hasta seis personas. A las 11:45 se hace una ceremonia especial en la que se lee la condena a Jesús para iniciar el recorrido de su vía dolorosa y a las 12:00 sale la figura de Jesús del Gran Poder.
Durante el trayecto se va rezando las 12 estaciones del santo Viacrucis y la gente se une en las calles con cánticos, rezos y lanzando pétalos de rosas a la figura de Cristo. Debido a la cantidad de gente que se da cita en este ritual el recorrido se demora más de 4 horas.
La procesión culmina a las 17:00 con la liturgia del Viernes Santo en la Iglesia de San Francisco y la gente que participe esperará que se conceda el milagro por el que caminaron o se sentirán felices por haber acompañado a Jesús y por la renovación de su fe. Así se celebra en Quito, en una de las procesiones más famosas de América Latina.