En
foto: Venus junto a Elizabeth Ponce.
12/10/2016
Las
culturas antiguas como la Mesopotamia o incluso en la actualidad la India, han
tenido una veneración y respeto hacia los animales. En el caso de los perros,
cada una de las culturas mencionadas los respetan por ser los seres más fieles
y amorosos con el ser humano.
Sin
embargo, por el ritmo de vida apresurado que llevan las personas, vamos
olvidando los verdaderos valores de la vida humana. En este proceso no solo
olvidamos a familiares, sino que también a nuestras mascotas.
En
la lógica de los animalitos no entra eso. Ellos siempre están ahí. Pero como la
maldad del hombre se hace más aguda pensamos que desasiéndonos de ellos
solucionamos el problema. No nos paramos a pensar que en las calles pasan
hambre, frío, sed, calor o quizá están en peligros constantes.
Este
es el caso de Venus, una cachorrita mestiza que nació hace aproximadamente 4
meses. Ella pertenecía a un hogar y la
abandonó en el mercado de Carapungo.
Elizabeth
Ponce, la encontró en estado crítico. Su encuentro fue alucinante, ya que ella
la rescato justo cuando un auto la iba atropellar. En palabras de Ponce: “Ha de
ver tenido unos dos meses, casi le coge el carro, fue un milagro que haya
pasado por ahí”.
El
día 9 de octubre mientras el evento “No más peluditos en la calle” se iba
desarrollando, el destino de Venus cambio, así como el de 10 cachorritos más.
Martha
Araujo de 32 años, moradora del sector la Planada asistió al evento a acompañar
a su hermano en la presentación que este iba a realizar.
En foto: Venus y su nuevo amigo.
Araujo, de tez trigueña, cabello negro, rasgos amables y sonrisa latente se acercó junto a uno de sus cuatro hijos a la carpa donde se encontraba un corral de bebes que decía “Adopta a un amigo”.
En ella encontraron a una cachorrita de color negro con blanco que era Venus. El contacto fue directo. Ellos decidieron adoptarla para que formara parte de su hogar.
Mientras todo esto sucedía Elizabeth se despedía de Venus diciéndole: cuídate mi chiquita, te quiero mucho. Luego, en los brazos del hijo de Araujo yacía venus quien daba unos ladridos a quienes se le acercaban a su nuevo amigo.
Araujo llenó un formulario en el que se comprometía a cuidar de la integridad de la cachorrita. Luego de entregar la cédula, la planilla de agua y comprar 4 kilos de comida para caninos, oficialmente Venus pertenecía a la familia.
Martha dijo: ya no sufrirá y podemos evitar que siga pasando frío y hambre. Por ultimo señalo: “tratemos de cuidar de nuestros perritos, ya que son parte de nosotros.”
Así como Venus quien encontró una nueva oportunidad a lado de una familia que le abre las puertas, muchos perritos y gatitos podrían hacerlo. Es necesario poner un granito de arena para cambiar esta realidad que existe en nuestras sociedades.
El trabajo es arduo y grande, pero entre todos podemos cambiar la realidad de muchos de ellos. Recuerde que esta noche mientras usted duerme en una cama caliente y con el estómago lleno un peludito está en la calle sufriendo de frio, hambre y peligro. /A. Flores