Los bomberos combatieron ayer en ocho frentes. En Cocotog hubo un evento fuerte.
Desde ayer rige en Quito una declaratoria de emergencia ante los incendios forestales que afectan a numerosos sectores de la ciudad.
La decisión la adoptó ayer el alcalde Mauricio Rodas al mediodía tras justificar la necesidad de movilizar recursos económicos y humanos para combatir los siniestros.
“Con esto se fortalecerá la capacidad operativa, se requerirá la presencia de otras unidades de bomberos del país, se dispondrá la presencia permanente de la Policía Metropolitana, se solicitará a las FF.AA. y cadetes de la Policía Nacional el apoyo y coordinación de acciones en el control de incendios”, declaró.
El burgomaestre firmó la declaratoria tras inaugurar en la parroquia de Nanegalito, en el noroccidente, una nueva estación de Bomberos con el nombre, Jhonatan Dionisio, uno de los tres casacas rojas que han fallecido en días recientes plena tarea de control de los incendios forestales.
La medida se sumó a las 13:00 de ayer al trabajo que realizaban de manera conjunta bomberos de Quito y policías Nacional y Metropolitana en ocho diferentes “frentes” del Distrito.
Los flagelos que hasta ayer se mantenían activos se registraron en: Ilaló, Pasochoa, Conocoto, Lloa, Cajas, Oyacoto, Papallacta y Cocotog.
Para atender la emergencia en este último sector, ubicado al nororiente de la ciudad, se mantenían bomberos desde la víspera. Al mediodía un grupo de 25 bomberos prácticamente sofocaba el último de los “focos de fuego” en una pendiente.
Desde este sector se podía apreciar un panorama desolador dejado por dos semanas consecutivas de incendios en más de 15 kilómetros de las quebradas por donde corre el río San Pedro.
En esta zona, donde el termómetro marcaba una temperatura de 26,2 grados centígrados, los bomberos, con sus pesadas vestimentas, se adentraban hacia la parte baja de la quebrada para sofocar las llamas.
El sargento Marco Cabera, quien lideró el grupo confirmó que las lenguas de fuego consumieron la vegetación de las quebradas Tangahuanta, Los Arrayanes, Puembo y Todoloma.
En medio de cabuyas y árboles de monte que terminaron en cenizas, el casaca roja hizo un llamado “a que se deje este tipo de prácticas de quemas porque en su mayoría los incendios son provocados. La gente viene y quema la basura. De un pequeño fuego se hace un fuego más grande y llega ser incontrolable”.
En Cocotog, las flamas que transformaron en un infierno a la quebrada llegaron al mismo borde de humildes viviendas de madera y bloque de ocho familias. Esperanza Caranqui, de 63 años de edad, una de las habitantes de esas casas, se quedó aterrorizada por el poder del fuego. “Las brasas vinieron con el viento desde Puembo. Nos salvamos porque rápido cogimos mangueras y empezamos a botar agua. Fue un gran susto, no nos dio tiempo a nada por el humo, rápido sacamos a los chanchos”. (JCER)
Zapata actualiza datos de flagelos
Luego de evaluar la jornada de ayer, el secretario de Seguridad, Juan Zapata, informó que los incendios forestales, que han cobrado la vida de tres bomberos, también han dejado 23 heridos y 960 hectáreas de áreas verdes afectadas.
Zapata, quien acudió a la Unidad de Flagrancia para formalizar una denuncia contra un presunto pirómano que fue capturado en El Quinche, dijo que hasta el momento se ha detenido a 14 presuntos involucrados con los siniestros.