Andes 07/07/2015
Ni la inesperada lluvia, ni el granizo amilanaron a varios miles de ecuatorianos que empezaron a ingresar al parque bicentenario de Quito desde horas tempranas de la tarde noche del lunes para acampar en vísperas de la homilía que el papa Francisco ofrecerá este martes, tras una apretada agenda en la capital y en la ciudad de Guayaquil.
“Venimos en canoa desde Portoviejo; primero pasamos la represa Daule-Peripa hasta el Puerto del Mono, y de ahí en moto hasta Santa Fe. Luego tomamos un carro en ´La Macuchi´. Llegamos a Quito a las 3:00 de la tarde. Nos cogió el agua en la avenida Naciones Unidas, pero aquí estamos porque la fe mueve montañas”, relató a Andes todavía con entusiasmo Narciza Otaiza, de 56 años de edad.
Ella hizo el periplo para llegar al antiguo aeropuerto “Mariscal Sucre” junto a varios miembros de su familia, quienes sentados en círculo se cubrían con varias cobijas y en el centro mantenían encendidas tres velas, según dijo “para orar toda la noche por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”.
Los comerciantes aprovecharon la oportunidad para vender objetos alegóricos a la visita del papa, entre estos estampillas, rosarios y cruces de madera, además de oraciones impresas, pero el negocio todavía en la noche no parecía estar bueno, al decir del colombiano Nelson Beltrán, quien llevaba camisetas blancas con la imagen del papa, pero aseguró que “las ventas están regulares, por ahora”.
Nelson Beltrán llegó desde temprano para vender camisetas con la imagen del Papa, aunque las ventas estuvieron regulares en las primeras horas de la noche, según dijo. Foto: Andes
Mientras, en las afueras del parque, en la avenida la Prensa, fueron ubicados puestos de ventas de alimentos, uno a continuación del otro en varias cuadras, donde ya temprano comenzaban a tomar altura las fumarolas de humo de las cocinas instaladas para hervir los choclos (mazorcas de maíz tierno) y asar carnes.
El paisaje nocturno del habitualmente desolado parque Bicentenario se llenó de filas de carpas y sombrillas, ante la amenaza de otro aguacero, mientras los devotos compartían alegres entre oraciones y anécdotas de viaje, y otros preparaban bocados para resistir el frío. Hacia el fondo de la explanada, una cruz iluminaba la noche e inspiraba a quienes comenzaban a orar en grupo y la bautizaban como "la cruz del Papa".
Pantallas gigantes dispuestas permitieron a los feligreses seguir al pie de la letra las últimas actividades de la agotadora jornada de Su Santidad, quien soportando el cambio de altura, viajó a Guayaquil, ofició su primera eucaristía, visitó el santuario del parque Samanes, retornó a Quito, sostuvo un encuentro con el presidente Rafael Correa y recorrió la Catedral, desde donde se dirigió al público apostado en las afueras de esta tras bendecir a un número importante de personas que encontró a su paso.
Testimonios de fieles que aguardaron por el Papa en el parque bicentenario
Bien abrigadas también llegaron a este lugar desde varias provincias aledañas a la capital personas que, sin escatimar edad o limitantes físicas, transitaron un largo viaje para encontrarse con el sumo pontífice, el segundo con esa investidura que visita este país en los últimos 30 años, antecedido por Juan Pablo II.
Mónica Silva, quien es del grupo juvenil “La Colmena”, de Quito, es una de las voluntarias para la organización de la visita papal. “Estamos al servicio de Dios, es una actividad a la que hemos dedicado todo nuestro esfuerzo para recibir la visita de nuestro Pastor, apoyando en todo para que nuestra iglesia sea cada vez más grande”, aseveró.
Por su parte, Bety Hidalgo se trasladó acompañada de su familia y con mochila al hombro. “Estamos armando la carpa para poder quedarnos aquí, hacer una vigilia y rezar toda la noche por el santo padre. Somos de la iglesia de Solanda, de la misma comunidad del Santo Padre”, indicó.
Las familias se unieron para armas sus carpas y poder acampar en la noche fría y lluviosa. Foto: Andes
De la comunidad misionera “María, madre de la esperanza”, del sur de Quito, fueron al encuentro con el Papa un grupo de mujeres lideradas por Cristina Bastidas, quien condujo una oración a coro del “Ave María” poco antes de entrar al parque. La joven señaló que durante siete encuentros recibieron preparación para esta visita, también con énfasis en la familia.
Tras bajar de un bus acompañada de sus padres, Michelle Girola, de 20 años de edad, afirmó estar emocionada por ver por primera vez una misa de un pontífice. “Será espectacular para mí, y por eso he venido desde Puembo" (en el Este de Quito).
La coronela Elena Rosero espera que cerca de un millón 900 mil personas asistan este día a la misa del papa Francisco y calculó en varios miles el número de policías procedentes de varias regiones del país que serán destacados en las zonas de ingreso y en los cubículos en que fue dividido el parque para facilitar la organización y el tránsito del papamóvil. “Será la cantidad suficiente de policías para garantizar la seguridad de los feligreses”, precisó.
En el parque ha sido colocada una cruz y al otro extremo estará el templete del Papa, donde este martes los devotos esperan que el primer latinoamericano en ostentar esa investidura vuelva a hablar del amor a la familia, como lo hizo en Guayaquil en la jornada anterior, y les pida también que no olviden rezar por él.
El sacerdote David de la Torre, quien es vocero de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, será, probablemente, uno de los testigos más fieles de lo que ha sido esta visita pastoral porque ha estado en los momentos más importantes de Francisco hasta ahora y asegura que “todo ha sido extraordinario”.
“Vengo a compartir esta noche de oración; ayer recibimos al Santo Padre. Estuve en el parque Samanes donde pude ver la misa multitudinaria, el fervor, el recogimiento y escuchar las palabras del Santo Padre para la familia; creo que estamos viviendo realmente momentos de gracia en nuestro país”, aseguró a Andes.