El acuerdo firmado hace un año, entre la Alcaldía y los conductores, establecía el compromiso de optimizar su operación a cambio del pago de una compensación del gobierno local.
El Telégrafo Quito 01/02/2016
El pasado 21 de enero se cumplió un año desde que el alcalde Mauricio Rodas anunció su acuerdo con el sector del transporte público para mantener la tarifa en $ 0,25.
El llamado Plan de Fortalecimiento de la Calidad de Servicio de Transporte Terrestre estableció el pago de una compensación mensual de entre $ 450 y $ 1.000, que serían cancelados trimestralmente, en base al cumplimiento de indicadores de calidad servicio.
La aplicación ha tenido tropiezos. Estos incluyen la efectivización de los pagos. Según Jorge Yánez, dirigente de la transportación, el Municipio únicamente les canceló los valores correspondiente a 2 primeros trimestres de evaluación. “Con relación a la compensación que se acordó en diciembre de 2014 y fue aprobada en febrero por el Concejo Municipal, tengo que aclarar que nos han pagado solo el valor de 6 meses y nos deben el monto restante”, dijo. De acuerdo con el directivo, incluso habría una deuda pendiente con 500 buses correspondiente al período enero-marzo de 2015.
Para Yánez, el problema radica en la desorganización de los mandos medios del Cabildo que no tendrían experiencia en el tema de transportación. Sobre el mejoramiento de la calidad del servicio, la principal demanda de la ciudadanía, el dirigente gremial señaló que el sector ha realizado planteamientos a la Alcaldía respecto al sistema de recaudación, considerado la principal causa del desorden con el que opera la transportación pública capitalina.
El gremio habría planteado que el gobierno local distribuya la recaudación de los pasajes entre las operadoras y propietarios de las unidades para evitar una de las principales deficiencias del sector: la competencia por pasajeros. “En este momento, las operadoras tienen distintos sistemas de recaudación; unas pocas utilizan la caja común y otras cuentan con una metodología diferente”, dijo Yánez.
La anterior administración municipal creó el sistema de recaudación centralizada o caja común, el cual fue establecido hasta diciembre de 2013 en 56 de las 62 operadoras de transporte público; es decir, en el 80% del sistema convencional de transporte de Quito.
Pero tras el cambio de administración municipal, el proceso entró en un estado de intermitencia en su aplicación. Hoy, la concentración de los ingresos por parte de las cooperativas y su posterior distribución entre sus miembros se usa, sobre todo, en las compañías que actúan tanto como transportistas convencionales como en los sistemas troncalizados municipales: corredores y sistemas de alimentación.
La aplicación de un sistema integral y automatizado de recaudo y de manejo del transporte es uno los requerimientos para la futura operación del Metro. De acuerdo con los requerimientos de los multilaterales que apoyan con créditos la obra, hasta junio del próximo año el Sistema Inteligente de Transporte debe estar implementado en el transporte municipal y un año más tarde en, al menos, el 70% del sistema convencional de movilidad. Entre tanto, otros elementos ligados a la calidad del servicio no han mejorado en el transcurso de este año, según los ciudadanos.
EL TELÉGRAFO efectuó una encuesta en línea sobre el tema, a la que respondieron 812 personas. El 97% de los participantes respondió que el acuerdo firmado entre el Municipio y el gremio de transportistas no mejoró el servicio. En tanto, el 50% cree que la calidad del servicio del transporte urbano empeoró y el 88% indica que el Cabildo no debe continuar con el sistema de compensación.
Gabriela Rodríguez, quien usa diariamente la línea que une el sector de Atucucho (en el noroccidente) con el Comité del Pueblo (en el nororiente), comentó que a las 07:00 es común observar a estudiantes y otros pasajeros viajar colgados en las puertas de los buses.
Belén Díaz, quien utiliza cotidianamente los servicios de la cooperativa Águila Dorada, aseguró que en muchas ocasiones los conductores son groseros y no respetan las paradas. De hecho, el maltrato de los transportistas es la principal queja que consignaron los encuestados
Respecto al tema, Yánez reconoció que la calidad del servicio de transporte urbano no es la mejor. Insistió en que el principal problema es que las operadoras no tienen un sistema centralizado de recaudación. Añadió que se necesita una reingeniería de las rutas para evitar la confluencia excesiva de recorridos que lleva a que se refuerce la competencia por obtener pasajeros.
Cristóbal Buendía, integrante del Observatorio Metropolitano de Movilidad, anunció que los resultados de la veeduría que el organismo ejecuta desde septiembre sobre la calidad del servicio de transporte público serán entregados en las próximas semanas.
Adelantó: “El servicio no ha mejorado (...). Pese a que se han entregado recursos a los operadores, los indicadores de tiempo de viaje, ocupación de pasajeros por metro cuadrado de bus y cobertura no han tenido mejoría alguna”.
Según Buendía, entre los factores que no mejoran el servicio están la falta de capacitación al personal (choferes y auxiliares), la baja cobertura en el servicio, la inexistencia de un manejo empresarial por parte de las operadoras y la carencia de un modelo de gestión integral.