El Telégrafo Quito 22/10/2015
El acceso al sector de Carapungo a través de la calle Luis Vaccari fue cerrado para avanzar en la construcción del intercambiador de la zona. Esto genera caos en la circulación.
Son las 07:45 y el tránsito desde Calderón (al norte) hacia el Quito urbano es lento, casi caótico.
Los conductores aportan al desorden al formar 2, 3 e incluso 4 filas para girar hacia el sur desde la Panamericana Norte e ingresar a la av. Simón Bolívar.
La maniobra obstaculiza a los vehículos cuyos ocupantes tratan de seguir de largo para ingresar a la ciudad por el sector de Carcelén.
A ese panorama se suma, en la actualidad, el cierre del ingreso principal al barrio Carapungo debido a las obras del intercambiador que se construye en esa zona.
La medida se aplica desde la semana pasada y obliga a quienes salen del sector o ingresan a él a usar vías alternativas.
Estas salidas y accesos se realizan a través de rutas estrechas. Por ello, quienes se dirigen a sus ocupaciones desde sectores como Zabala, Marianas, San José de Morán y Carapungo ingresan a la carretera con mucha dificultad.
Otros conductores utilizan la vía Geovanni Calles para salir a la carretera Panamericana un poco antes del intercambiador de Carcelén.
Esta opción, sin embargo, presenta dificultades al cruzar la intersección de la Geovanni Calles con la Luis Vaccari y la Corazón de Jesús, debido a la gran cantidad de autos que circulan por ahí.
La situación desespera a los conductores, muchos de los cuales abusan del pito. Afecta, también, a quienes aguardan por transporte público, pues sus tiempos de espera y de viaje se han incrementado.
José Portero, morador del ingreso a Carapungo, afirmó que desde la semana anterior ha tenido que anticipar la salida de su vivienda al menos 20 minutos para ir a su trabajo.
El auditor, quien labora en una entidad bancaria, se mostró molesto más que por la situación actual porque cuando arrancaron los cambios la semana anterior —según dijo— no avisaron a las personas. “No sabíamos por dónde circulaban los buses ni los otros carros ni dónde estaban las paradas”, reclamó.
En tanto que Laura Subía, quien viaja todos los días desde Carapungo hasta el centro capitalino, calificó de “inconcebible” lo que ocurre con la circulación en la zona actualmente.
Subía, quien labora como dependienta en un almacén, señaló que la única esperanza que tiene es que los trabajos concluyan pronto.
La obra, sin embargo, ya presenta retrasos frente a la previsión inicial. En febrero de este año, cuando la construcción arrancó, el alcalde Mauricio Rodas anunció que concluiría en diciembre de este año.
Para mayo, la edificación tenía un avance del 11%, según el Cabildo. A mediados de este mes, el intercambiador estaba terminado en un 23%. Para entonces, el propio Rodas ya había modificado el plazo de terminación de fines de 2015 a un momento sin definir del primer trimestre del próximo año.
El Municipio calcula que se requerirán $ 20,5 millones para concluir el trabajo. La cifra contrasta con los $ 14,4 millones que invirtió la administración pasada en los 3 intercambiadores de la av. Mariscal Sucre. El gobierno local justifica el costo con la necesidad de realizar obras adicionales como la construcción de colectores, sistemas de interconexión de agua y electricidad.
Se prevé que por el distribuidor circularán unos 30 mil automotores diarios cuando esté listo.
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