FOTO: José Jácome/EFE
Agencia AFP 18/04/2016
Socorristas luchaban en la noche del domingo por rescatar bajo los escombros a sobrevivientes de un potente sismo en la costa de Ecuador, la peor tragedia en casi siete décadas, que dejó al menos 272 muertos, más de 2.000 heridos y ciudades enteras destruidas.
"272 fallecidos, seguramente el número (de fallecidos) aumentará y probablemente en forma considerable", advirtió el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, quien regresó a Ecuador tras una visita de más de una semana a Estados Unidos y el Vaticano.
"Hay todavía muchísimos cadáveres entre los escombros", advirtió, al cifrar la cantidad de heridos en 2.068.
El anterior balance por el sismo de 7,8 de magnitud había sido de 246 muertos y 2557 heridos.
"Son momentos sumamente difíciles, la tragedia más grande de los ultimos 67 años, sólo superada por el terremoto de 1949 en Ambato (centro)", agregó.
En Pedernales, una pequeña localidad con playas sobre el Pacífico y fuerte actividad turística, epicentro del sismo ocurrido el sábado, las calles daban la sensación de una zona de guerra, con casas reducidas a escombros, hoteles derruidos y postes de luz sobre el asfalto.
Fuerzas de seguridad patrullaban las calles. Muchos se acercaban al estadio, donde la Cruz Roja y el Ejército instalaron una carpa de atención a los heridos y recepción de cuerpos.
Al ponerse el sol, los trabajos de búsqueda se volvían más árduos, pero los voluntarios de la Cruz Roja no cesan en su empeño.
"Hay desaparecidos, incluso voluntarios de la Cruz Roja que no se han presentado para esta jornada y cuyas casas han sido afectadas por el terremoto", explicó a la AFP Byron Aguilar, coordinador de voluntariado de la Cruz Roja en la zona.
"Necesitamos medicinas, necesitamos agua, necesitamos víveres para ayudar a la gente", dijo a periodistas el alcalde Gabriel Alcívar.
Imágenes similares de devastación se podían ver en otras zonas, como en Portoviejo, unos 180 km al sur, una de las más afectadas por el sismo que impactó el sábado la costa de Ecuador y fue sentido también en Colombia y Perú.
La gente caminaba por la mitad de la calle con miedo a que colapsaran las casas aún en pie. En el aire empezaba a sentirse la descomposición de los cadáveres atrapados.
"Todo fue así tan rapido, no nos dio tiempo a nada. Le dije a mi esposa: 'sal con los niños' y ya no se pudo. Empezaron a caer esas paredes, como usted puede ver ahí. Tuvimos que refugiarnos en una esquinita, bajo un mueble", contó el peluquero Fernando Chávez.
El terremoto de magnitud 7,8 -el más fuerte desde 1979- tuvo una duración de aproximadamente un minuto y afectó sobre todo a seis provincias de la costa ecuatoriana, de sur a norte.
- "No corríamos de tan asustados" -
Ha pasado un día desde que la tierra tembló con rabia, pero los sobrevivientes siguen todavía aturdidos, sin poder desprenderse del temor a nuevas réplicas.
"Cómo no voy a llorar, había una persona atrapada que gritaba pidiendo auxilio, pero después ya dejó de gritar. Ay, Señor, fue terrible", dijo Nelly, una desconsolada mujer de 73 años, frente al destruido mercado de abastos del Abdón Calderón, en las afueras de Portoviejo.
En Guayaquil, unos 200 km al sur de Manta, los locales y centros comerciales estaban cerrados y se veían pocas personas en las calles. Apenas unos curiosos caminaban alrededor del puente colapsado.
A pesar de la destrucción en muchos lugares, la infraestructura petrolera "estratégica" de Ecuador no presenta daños que comprometan su funcionamiento, aseguró el ministro coordinador de Sectores Estratégicos, Rafael Poveda.
Correa, que anunció la activación de líneas de crédito de contingencia "por cerca de 600 millones de dólares", dijo que la "prioridad inmediata" es el rescate de las personas. Para ello ha destinado a unos 14.000 efectivos de las fuerzas de seguridad y contará con ayuda de países como Chile, Colombia, Venezuela y España.
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