El 2016 comienza quemando al viejo



Foto: Carlos Hidalgo (Llano Grande)
01/01/2016


La elaboración, exhibición y quema del “Año Viejo” hace parte de las celebraciones de fin de año o nochevieja, que anteceden al inicio del nuevo ciclo calendario.

En la mayoría de países latinoamericanos, la costumbre de quemar al año viejo se atribuye a un origen hispánico, posiblemente derivado de rituales antiguos paganos europeos, como las saturnales de los romanos o los rituales celtas como el Olentzero en el País Vasco y Navarra en España.

En algunos países, como Perú y México, la costumbre ya tenía antecedentes autóctonos aborígenes prehispánicos en ritos agrarios y purificadores, y algunos de sus elementos como danzas y el vestuario de la comparsa se han incorporado al ritual actual como parte del sincretismo propio de una cultura mestiza.

En nuestras comunidades los muñecos se elaboran en familia o se exhiben en los barrios, generalmente se representan en forma no específica, de un anciano con pelo canoso y arrugas, con expresión triste o lastimera.

Los muñecos que se elaboran para los desfiles y concursos locales, suelen representar los acontecimientos significativos o identidades reales o más específicas; sobre todo relacionados con la política local, la farándula, o el deporte. En general personajes famosos, populares y notorios de la localidad o la región durante del año transcurrido.


Foto: Cortesía Jorge Pulupa (Llano Chico)

Precisamente el acierto y humor en esa representación son los factores que los jurados de los concursos tienen más en cuenta para premiar el mejor trabajo.

En la mayoría de regiones igualmente el muñeco es acompañado de músicos y de una comparsa o puesta en escena con personajes simbólicos como la viuda, la plañidera o el diablo.

Adicionalmente en muchos lugares, antes o después de la quema, se lee un "testamento", en el cual, como culminación de la catarsis, con lenguaje irónico o satírico se hace recuento de los sucesos que caracterizaron el periodo que acabó y se dan recomendaciones a sus protagonistas para el nuevo año.

La incineración a la medianoche del 31 de diciembre del muñeco es un ritual de purificación para alejar la mala suerte o las energías negativas del periodo que termina, así como de transición pues también se celebra la llegada del nuevo año aboliendo lo anterior.

Las familias quiteñas los elaboran días antes o ese mismo 31 de diciembre. La mayoría colocan los años viejos en las puertas de las casas para que se exhiban al público, algunos monigotes se los ve sentados bajo una pequeña choza, la verdad que el ingenio de los quiteños es grande, años viejos de todo tipo, acompañados o solos, en la mesa se les pueden ver como personas vivas jugando un tradicional juego de 40 y con las cervezas a un lado. Ésta y muchas más representaciones se las puede apreciar en este 31 de diciembre.
Foto: Jessica Analuisa (Carapungo)

También es costumbre elaborar el viejo para colocarle en el carro y sacarlo a pasear para que las demás personas lo puedan apreciar.

Esta tradición del año viejo, en la ciudad de Quito, ha ido creciendo tanto hasta llegar a una elaboración muy profesional que da la capacidad para entrar en un concurso, mismo que expone a los monigotes a gran escala, representativos y bien elaborados, como en el caso del tradicional Festival de "Años Viejos" que desde 1982 se lo viene presentando en la Av. Amazonas, bajo la organización del diario Metro y con el auspicio de la Alcaldía de Quito. CL

Foto: Verónica Pazmiño (Calle Amazonas)

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