El Telégrafo Quito 20 10 2015
Decenas de trabajadoras sexuales que laboran en las calles del Centro Histórico de Quito protagonizaron ayer una nueva manifestación en los bajos del Municipio.
Un año y 4 meses antes, la Alcaldía anunciaba un acercamiento con 7 de las organizaciones que agrupan a las casi 3 mil trabajadoras que laboran en el Distrito. Esta fue una de las primeras acciones de la administración de Mauricio Rodas.
Por entonces (junio de 2014), la secretaria metropolitana de Inclusión, Margarita Carranco, decía que el objetivo de los diálogos era impulsar una metodología de trabajo con los sectores vulnerables “con una mirada humana y no punitiva”.
Y Juan Zapata, secretario metropolitano de Seguridad, afirmaba que el propósito era “precautelar la seguridad de las trabajadoras sexuales con la creación de espacios dignos en los cuales se evite exponerlas a riesgos en las calles”.
Al final de la reunión, incluso se redactó un acta que —se dijo— serviría para futuras citas con funcionarios del área de Espacio Público, Salud, Cultura y Conquito.
Al cabo de este tiempo, sin embargo, los avances sobre la reubicación de las casi 350 trabajadoras sexuales que hacen del casco colonial su área de actividad han dado pocos frutos en la práctica.
En agosto, desde la Secretaría de Inclusión se anunció un proyecto para ubicar a las mujeres en un sitio donde habría espacios para su agremiación, guarderías para sus hijos, computadoras con acceso a Internet, etc.
Ayer, ellas se reunieron desde las 07:30 en la Plaza de la Independencia. Manifestaban que las conversaciones con el Cabildo no han funcionado.
Al grito de “Queremos trabajar” y “Que salga el Alcalde”, las mujeres protestaban por el cierre de varios hostales del centro que eran utilizados para ejercer su labor.
El procedimiento fue realizado entre miércoles y viernes de la semana pasada por personal de la Intendencia de Policía de Pichincha. En un momento, las trabajadoras intentaron tomarse el Cabildo.
Karina Argüello, subsecretaria del Ministerio del Interior, llegó a la Alcaldía capitalina y pidió que se abriera el Salón de la Ciudad para escuchar los requerimientos.
Esto fue acogido por el principal personero municipal, por lo que una delegación de trabajadoras sexuales ingresó al sitio.
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